ACTO I
PARTE 1. EN CASA DE ANTONIO.
En el baño del cuarto de Antonio.
En blanco y negro (escalas de grises). Antonio se lava la cara.
ANTONIO EN OFF (mirándose a los ojos en el espejo): ¿Estoy vivo? La misma pregunta de todos los días. Mierda, No compré café. Sin esas pequeñas cosas, que sentido tiene...? La toalla… donde esta la toalla?
En otra toma, la mano de Renato está cerrando el frasco de café. (corte) Antonio baja las escaleras y la toma se centra en sus pies bajando las escaleras. (corte).
En la cocina de la casa de Antonio.
Antonio se sirve un poco de yogurt y se encuentra de espaldas a la puerta de la cocina cuando escucha los pasos de Sandra bajando las escaleras.
En otra toma se ve la mano de Renato cogiendo un celular de la pequeña mesa que se encuentra en la sala.
Nuevamente, en la cocina de la casa de Antonio. Antonio recuerda un día cualquiera en el que besa a Sandra mientras le toca el culo.
SANDRA
Ella retrocede el auto sonriendo mientras se despiden y el entra a casa sin darle la espalda, enamorado. Luego, vuelve la escena de él preparándose desayuno abruptamente mientras sonríe.
SANDRA (desde otro ambiente, saliendo de casa): Amor, me voy a trabajar.
ANTONIO (desde la cocina, cortando pan): Listo! Nos vemos.
SANDRA (desde otro ambiente): Te dejé un poco de torta en la refri.
ANTONIO: Ya, buena voz. Gracias!
Sandra cierra la puerta de la casa. Atrás de Antonio, que se encontraba de espaldas, aparece la figura de Renato aún desenfocada, sosteniendo algo.
Antonio bebe un poco de yogurt, gira y traga muy rápido el yogurt de la impresión que le provoca ver a Renato en su casa.
ANTONIO (con la voz temblorosa, la mirada alternada entre los ojos de Renato y el suelo y una sonrisa un tanto hipócrita): Renato! Hermano, que sorpresa. ¿Qué mierda haces acá?
RENATO (sosteniendo un cuchillo): Vine a matarte.
Renato se lleva a la boca unas cuantas chichasaras y con la boca llena, continúa hablando.
RENATO: ¿aun sigues tan valiente? O, ya te dio miedo morirte. (pausa 3 segundos) Estabas fumado. Ya mira dejémoslo aquí, yo creo que…
Antonio interrumpe a Renato.
ANTONIO: ¿Cómo voy a tener miedo de despertar? (pausa 2 segundos) Miedo, en todo caso de quedarme. Pero no me vengas a decir que pretendes matarme con ese cuchillito.
El “cuchillito” es en realidad un machete o un cuchillo bastante grande. Se enfoca al cuchillo en la mano de Renato.
ANTONIO: No, no jodas. Si ya me vas a matar, al menos, esperaba, sugería, algo más elaborado.
Antonio cambia su cara de preocupación e intenta tomar el control del momento. En seguida, su mirada se torna un tanto inquisitiva.
ANTONIO: Y, a todo esto, ¿Cómo entraste?
RENATO (retomando el control del momento al estilo Jigsaw / Lecter): A, ¿cómo crees?, Sandrita me dejó entrar. Mal jugado. ¿En serio pensaste que me sería muy difícil? (le apunta con el cuchillo)
ANTONIO (retomando el control con voz un tanto autoritaria): No, huevon. Quedamos en algo. Y no dejas ni tomar desayuno ¿Tú eres loco? Ya sal sal sal, y búscame cuando tengas algo mejor.
Antonio se acerca a Renato y lo va empujando hacia la puerta. Renato no opone resistencia y más bien los dos toman una actitud un tanto jocosa. Ya en la puerta, Antonio abre y Renato se detiene.
RENATO (Renato mira a Antonio ya más serio y bota el cuchillo al suelo): Ya. Está bien. (y se va)
Antonio tira la puerta y da un suspiro de alivio mientras mira al techo y se coloca las manos en la nuca.
PARTE 2. EN LA CALLE.
Se realiza tomas en primera persona y en panorámico de la ciudad. Escenarios primaverales y escenarios grises y sombríos alternados, adornados por el clásico sonido de ciudad (claxon, pito de policía, sonido de autos, voces, un poco de viento)
De pronto, Antonio está caminando por el frontis de un edificio y suena su celular. Se enfoca la pantalla del celular y se logra ver el nombre de Renato.
ANTONIO (contesta la llamada): ¿Hola? (coloca el altavoz y el silencio de la calle se reduce gradualmente)
RENATO (con voz semidistorsionada /digital): Coñito, cambio de planes. Tengo a Sandra.
ANTONIO: ¿Qué? ¿Qué hablas?
RENATO: Sí, secuestré a Sandra. Y si no te apuras la mato, tú decides. A menos, que quieras entregarte. Puedes venir y dejo que ella se vaya, ya sabes, como en “Regreso a casa” de Nora Becket. Tu eres Pete, el zombie.
ANTONIO: No te creo.
RENATO: Compruébalo. Cuando te aburras de timbrar, me llamas. Adiooos. (cuelga)
Se realiza una toma abierta de Antonio congelado mientras la gente avanza veloz. Se cierra la toma. Antonio intenta comunicarse con Sandra pero lo manda al buzón.
CONTESTADORA: (BIP) (unas tres veces)
Una vez más (segundo intento), Antonio marca al celular de Sandra entra la llamada. En adelante, la CONVERSACIÓN es en OFF y se muestran imágenes del camino de Antonio desde que baja del taxi hasta que llega al hangar donde se encuentra Renato.
ANTONIO: Alo? ¿Bebé, eres tú?
RENATO (desde el celular de Sandra): Tengo casi treinta “bebe”.
ANTONIO: Oye, no hagas nada estúpido, estoy cerca.
Antonio llega a un portón de metal azul con manchas de excremento y sangre. Lo encuentra semiabierto y empuja uno de los lados para entrar. Todo está oscuro. De pronto, se encienden gradualmente tres luces en el hangar y está Renato parado al lado de una silla donde se encuentra el celular de Sandra aún sonando.
ANTONIO: Y Sandra?
RENATO: jajajaja En casa, supongo. A ésta hora sale de trabajar.
ANTONIO (grita): ¿Dónde está Sandra?
RENATO: ¿En serio creíste que me arriesgaría a secuestrar a alguien? Uy, no no lo haría. Imagínate justo ahora patrullas alrededor de mi casa y de la tuya. Que aburrido.
ANTONIO (grita): Hijo de puta
RENATO: Cállate. Agradece que te concedo hablar. Sabes, aunque tu iniciaste todo esto resulta una buena excusa para deshacerme de ti.
ANTONIO: ¿Qué - hablas?
RENATO: Sí. Antes de que tú aparecieras yo llevaba una buena vida con Sandra. Salíamos éramos amigos pero más que amigos. Gracias a ella me iba bien en la carrera y tenía un futuro. (Lagrimean los ojos de Renato) Pero ahora, ¿Qué tengo? Una vida de mierda, drogas y unos amigos que ni siquiera se interesan por mí.
ANTONIO: Hermano, mira…
RENATO (grita): CALLATE! ¿Es duro estar del otro lado, verdad?
ANTONIO (llora): Si
RENATO: ¿Es duro suplicar por tu vida, no?
ANTONIO (grita, llorando): SI!
RENATO: Entonces ya no supliques.
BAM! (se enfoca una panorámica del hangar desde fuera con el cielo aproximándose a las 5:45pm y se oye un disparo)
Se retorna al hangar y se ven las manos de Antonio palpándose el cuerpo entre sollozos.
ANTONIO EN OFF: Creo que estoy vivo, no, no siento nada. Espero que no me pasé lo que le pasó a Crowe.
RENATO (se acerca a Antonio): Sí, se me paso la mano. En serio lo siento brother pero necesitabas un escarmiento para que dejes de pensar en huevadas.
ANTONIO: ¿Qué?
RENATO: ¿En serio creíste que te iba a matar? ¿Tú eres loco no?
ANTONIO (entre confundido y aliviado): Y tú eres un drogadicto. Putamadre.
La toma se abre un poco. Antonio sentado en el suelo y Renato incado al lado suyo. Ambos ríen.
RENATO: Espero que ya dejes todo esto de la “verdadera vida” y podamos estar tranquilos.
ANTONIO (sonríe): Si, creo que tienes razón.
RENATO: Ya vámonos a casa.
Renato ayuda a levantarse a Antonio y van saliendo del hangar.
ANTONIO EN OFF: Oye y lo que dijiste de Sandra…
RENATO EN OFF: Huevadas hombre! No jodas.
Ambos salen del hangar mientras ríen.
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