Entre tu mirada y la mía
Se despliegan las letras leídas de las palabras pensadas
Y en tus ojos
Los recuerdos de mundos perdidos en las orillas
En las orillas de tus ojos, solamente mis sendas sonrisas
Y en el final de tus parietales, mis ojos, que esperan ser ceniza, se confunden en aromas de grave sentido infame
De agudo sentido llano, en relación a tu carne.
De infame sentido obtuso en relación a tu sexo.
De incisivo sentido grave en relación a tu risa.
Ayer vi como lo abrazabas, y sentí miedo, miedo del rayo.
Miedo del rayo sin truenos.
Hasta vi cómo le besabas, en sueños, todo el interno.
Desubicado en estancias de peculiar firmamento.
La noche se me hizo día y el día se me hizo eterno.
Tú, con alcohol en la sangre, pretendes prenderme fuego.
Yo, con fuego en la mirada, pretendo. Sólo pretendo.
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